martes, 9 de mayo de 2017

LA LUCHA DEL HOMBRE POR RECUPERARSE

Carlos A Trevisi

Hay pruebas manifiestas a lo largo de la historia que impregnan la vida humana de un afán de poder que se sustenta en la posesión de bienes. La lucha por acrecentarlos ha derivado en guerras inclementes que aumentaron las riquezas de unos pocos en detrimento de la gran mayoría de la gente a la que se consideraba esclava.  Esa desigualdad se fue incrementando con el tiempo y aunque a partir del Renacimiento el hombre asume su propia interioridad y se descubre como uno en sí mismo pero distinto a todos los demás poco logra, como no sea que su individualidad despierte su conciencia de hombre libre: reconoce las injusticias a las que se lo somete, conoce, señala  y se rebela contra los poderosos y asume la precariedad a la que se lo somete. De resultas se organiza y comienza a luchar por su vida al margen de lo que imponen los poderosos. Aparecen en escena pensadores que denuncian las atrocidades planteando a través de relatos escritos y historias de la vida cotidiana las barbaridades que impone un capitalismo despiadado: Dickens, tal el caso,  cuando nos habla de las miserias a las que el industrialismo naciente somete a los niños en Inglaterra, apenas el principio de lo que devendrá 2 o 3 siglos más tarde cuando en España, que según el gobierno de Rajoy crece económicamente a velocidad  de vértigo, hay cuatro millones de desempleados y dos millones de chicos subalimentados.

La realidad nos muestra que mientras los pobres viven de la misericordia de las ONG, los poderosos –bancos y grandes empresas, apoyados por el sistema del que son principales agentes- se valen de la política para domesticar a la gente aplastando la cultura, la educación, la sanidad, la investigación, la información, cobijando ladrones y qué no; y no les va mal: en España el partido del gobierno ha recibido  ocho millones de votos para que todo siga igual.


Sin embargo todo el proceso que ha conducido a este malestar ha contado cada vez con más presencia de la gente. Los movimientos sociales que vienen reclamando por los derechos a la igualdad hace tiempo ya que se han puesto en marcha. El problema grande que enfrentamos hoy día es que ese otro mundo donde reina el poder crece a una velocidad que supera ampliamente  la de las posibilidades del hombre común.

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