miércoles, 7 de diciembre de 2016

LA PREPOTENCIA DE LA LEY ¿O DE SUS AGENTES?

Carlos A. Trevisi


Una familia española ha sido condenada a separarse de su hijo porque éste, de 10 años, pesa 80 kilos. Manifiesta  el fiscal que los padres no atienden debidamente al niño y, sin quitarles la patria potestad, les quita al chico. Los padres se niegan a dárselo al estado para que lo "cuide, eduque" o lo que usted quiera pensar y lo han hecho desaparecer. No se sabe qué ha sido del niño aunque sí que los padres lo han secuestrado. Dura lex y acaso una vez más tan dura que ha puesto la vida de un niño -que ante la decisión y el dolor de ser apartado de sus padres ya ha bajado 10 kilos- en una situación angustiosa. Se lo ve por televisión jugando al fútbol. Es un chico gordito, de estatura superior a la normal para su edad corriendo de aquí para allá detrás de la pelota, lleno de fuerza y normal motricidad.
Lo más interesante de todo -al margen de lo que significa para la criatura que lo separen de sus padres- es la cara del fiscal. Habla como si estuviera dirimiendo el juicio final, enjuiciando a Videla  o condenando a Al capone.  ¡Epa, epa,  Sr. fiscal, que no es para tanto! ¿por qué no se ocupa de los padres de los adolescentes que andan por ahí bajando los pantalones a los profesores, insultándolos o burlándose de ellos? ¿ o de los borrachines, o de los que inundan los bares - y hasta los baños de los colegios con olor a porro? Deje en paz a esa pobre gente y devuélvales el chico que más vale un gordito feliz que un flaco envenenado por falta de comprensión de un tipo tan perfecto como usted. ¡Inmisericorde!


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