sábado, 18 de julio de 2015

LAS IDEOLOGÍAS ENCANDILAN; LA FE ILUMINA

Comentario de Carlos A. Trevisi

No puedo menos que reconocer que lo que dice Francisco encaja perfectamente en lo que yo pienso y siento. Un poco más abajo hicimos referencia a las ideologías y a los idearios. Si cambiamos LA FE ILUMINA  por IDEARIOS se podría decir que hay grandes coincidencias. Decímos en LA POLÍTICA Y LOS CAMBIOS  (http://guadarramaenmarcha.blogspot.com.es/2015/07/los-cambios-en-politica.html), "Como hemos dicho en alguna otra ocasión no es lo mismo una ideología que un ideario. La primera aborda la realidad desde los objetivos que la sustentan; la segunda mira la realidad y, a partir de ella, traza los objetivos a seguir. La ideología tiene su meta establecida: la que le manda su doctrina; los idearios aspiran al cambio porque entienden que la realidad es mutante y su meta, en consecuencia, es el cambio
Abordar los cambios en política es sumamente difícil porque las ideologías priman por encima de los idearios, a los que desestima porque los cambios atentan contra lo establecido".

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Estimadas relaciones cibernéticas...

Este artículo me lo ha remitido el profesor Mario Peral y me ha resultado
de primera mano para ayudar a las incongruencias filosóficas que se
despertaron entre amigos porque el Papa hizo una afirmación de que:
"Las ideologías encandilan, la fe ilumina"
El caso es que los defensores del idealismo, la ideología imperante en la
sociedad capitalista, desconocen a ciegas que la única ideología
imperante, y a la que se refiere el Papa es a la ideología "capitalista"
porque lo demás son teorías y principios que buscan desplazar la ideología
del capitalismo. Por lo cual, pensar que el Papa se refiere a la ideología
socialista es risible porque el socialismo es un movimiento sin consolidar
y por consiguiente aún no forma parte del quehacer humano.
Quienes luchamos por un cambio de sistema desde la idea del socialismo
desconocemos plenamente el fin último y ni siquiera despertamos del
sentimiento UTÓPICO que mueve nuestro pensamiento.
De manera que el Papa Francisco se refiere en su condena a la ideología
idealista, al capitalismo, y a la vez condena al fanatismo y pragmatismo
"izquierdizante" que solo busca enrevesar la dialéctica con que se conduce
el proceso histórico revolucionario.
La ideología materialista, basada en los principios científicos, explica
el fenómeno de la interacción entre materia y energía y ubica a la materia
al nivel de categoría filosófica, por lo cual la lucha acérrima es entre
idealismo y materialismo, pero esas contradicciones se labran en la medida
que una se resuelve a costas de la otra y de allí el movimiento hacia el
socialismo, el modo de producción consecuencia del imperialismo, fase
superior del capitalismo... El Papa no alude a esto por lo enmarañado y
espinoso del tema y por la ignorancia de las mayoría de la población sobre
la conceptualización de las relaciones sociales.
De manera pues que a mi amigo y colega Alfonso Castro Escalante,
agradecido por su bella amistad, le remito esta nota que me obsequió Mario
Peralta para que sigamos trabajando por la liberación del hombre,
soportados en la fe y en la lucha contra la explotación del hombre por el
capitalismo salvaje.
Un abrazo y a continuación el artículo.
Gilberto Perdomo

La invisibilización de Francisco, Por Rodolfo Luis Brardinelli *

Laudato Si’, la encíclica social presentada por Francisco, fue recibida
por un sugestivo coro de elogios. Sólo “desentonaron” algunos
representantes de la derecha norteamericana como Jeb Bush, Rick Santorum y
otros, católicos y republicanos ellos, quienes opinaron que “el Papa está
vendiendo una línea de socialismo de estilo latinoamericano” y que debería
ocuparse más de “hacer mejores a las personas y menos de cuestiones que
tienen que ver con aspectos políticos”.

Tanta unanimidad en el elogio de un documento que critica con dureza al
sistema capitalista y el consumismo resulta, cuanto menos, llamativa. Más
esperable sería que una encíclica que afirma que la solución de la crisis
es política porque “el mercado mismo no garantiza el desarrollo humano
integral y la inclusión social” coseche no sólo la crítica de un puñado de
ultras norteamericanos, sino también la de una larga fila de políticos,
empresarios, economistas, periodistas y religiosos que medran con el
sistema y hoy se hacen los distraídos o mascullan elogios de compromiso.
Gerentes, representantes y defensores del sistema señalado por la
encíclica como causante del desastre humanitario y ecológico a los que
seguramente no les faltan ganas de mandar “al Papa a ocuparse de otras
cosas” como hizo Jeb Bush pero, más astutos que él, callan y esperan que
la inercia conservadora que arrastra la Iglesia termine por invisibilizar
la Laudato Si’ como ya hizo con otro documento de Francisco con fuertes
definiciones sociales, la Evangelii Gaudium.

Para comprobar la vigencia de esta estrategia basta reparar en los elogios
parciales con que recibieron la encíclica los empresarios y los opinadores
vernáculos que desde siempre han defendido las virtudes de la
desregulación liberal. Basta ver los sonoros silencios de los políticos y
los medios que en estos tiempos electorales pregonan la necesidad de un
retorno –eso sí, disfrazado de “cambio”– a las políticas de mercado, de
ajuste y de endeudamiento de los ’90. Aconsejados por la “prudencia
política” callan y esperan. Confían en que Laudato Si’ será en poco
tiempo, por acción u omisión de la Iglesia, tan invisible como lo es hoy
Evangelii Gaudium, un documento de Francisco que también les hizo crujir
los dientes pero del que hoy, apenas un año y medio después de su
publicación, ya pocos nos acordamos.

Evangelii Gaudium, es necesario recordarlo, es el documento en el que
Francisco dice que el desequilibrio entre ricos y pobres “proviene de
ideologías que defienden la autonomía absoluta de los mercados y la
especulación financiera. De ahí que nieguen el derecho de control de los
Estados, encargados de velar por el bien común”. ¿Qué ha hecho la Iglesia,
que han hecho los obispos y sacerdotes para que esta idea penetre en la
conciencia y se refleje en la acción y en las elecciones de los
cristianos? Una primera impresión es que han hecho poco y nada.
Demostración de esta afirmación es quizás el argumento con que el director
de una importante editorial católica explica su decisión de no publicar un
libro sobre la Evangelii Gaudium: “No se va a vender porque la Evangelii
Gaudium no entró en los agentes de pastoral”, y, aunque el editor no lo
diga, queda claro que esa falta de penetración es consecuencia de una
decisión expresa, o el desinterés, de quienes definen la línea pastoral de
la institución.

No obstante esta confesión, sería interesante comprobar la hipótesis
mediante un trabajo de sociología religiosa que precise cuántos cursos o
seminarios sobre la Evangelii Gaudium ha organizado la Iglesia, cuántos
documentos o predicaciones le han dedicado los obispos, en cuántas
instrucciones pastorales han ordenado o impulsado su difusión, en cuántas
materias de las universidades y los colegios católicos se la estudia,
cuántas parroquias han organizado alguna actividad inspirada en ella,
cuántas organizaciones oficiales de laicos la tienen como referencia para
su acción, de qué forma las comisiones eclesiales de justicia y paz vienen
trabajando con ella, qué han hecho con ella los empresarios católicos,
etcétera.

Es de desear que la Iglesia, sus obispos y sus instituciones, obren de tal
manera que Laudato Si’ no siga el mismo oscuro camino y, por el contrario,
se convierta en lo que debe ser, un nuevo paradigma de evangelización.
Pero eso está por verse, mientras tanto la invisibilización de Evangelii
Gaudium es demasiado reciente y demasiado evidente como para no temer que
se repita la historia y se justifique así la estrategia de los poderosos
que mienten adhesión o callan... y esperan.

*Sociólogo UNQ. Miembro de Cristianos para el Tercer Milenio. En Página12,
Argentina

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