miércoles, 18 de marzo de 2015

¿QUÉ SIGNIFICA SER CULTO?

¿QUÉ SIGNIFICA SER CULTO?
Por Carlos A. Trevisi

El ámbito de la cultura está generalmente asociado al conocimiento de contenidos que no dejan de ser meros datos. Así, uno es culto en la medida en que sabe quién es el autor de la Gioconda, que Felipe II era hijo de Carlos V, cuánto tiene de ancho el Río de la Plata o el nombre del pico más alto de Europa.
Esto es lo que denomino “cultura de diccionario”. Esta cultura se adquiere  memorizando datos poco significativos. Desde pequeños, en la escuela se nos “enseñan” cosas que no “aprendemos” precisamente porque no nos interesan, porque  no se corresponden con nuestros afanes. La mentalidad de una criatura está orientada a ver el mundo que la rodea descubriéndolo por si misma, con imaginación e inventiva, todo aquello que se le cruza en el camino que, demás está decir, poco tiene que ver con las cosas que les tiramos por la cabeza. Nunca olvidaré al profesor que me “enseñó” el binomio al cuadrado suma explicando una relación numérica cuyo resultado terminaba siendo –por decir algo- “2a”. Le pregunté para que servía tener ese conocimiento  y me contestó que  “para pensar”. Le dije entonces que para pensar estaba el latín que, una vez traducido, nos decía algo más que una letra pegada a un número.

No despertamos el  interés de nuestros educandos empujándolos  para  que asocien sus propias vivencias a aquellas otras que aspiramos a que descubran. Así, una vez mayores, carecemos de imaginación, de iniciativa, de la capacidad mínima indispensable para ver la realidad; somos una taxonomía informática: los personajes históricos son apenas eso: personajes; las montañas apenas catálogos de “alturas”; los ríos rivalizan en longitud; los maestros “enseñadores”, los médicos; los políticos; los empresarios; el vecino de al lado; la que lleva la falda corta; el que barre las calles; los curas;  las monjas… y dale que va, no se salva nadie. Umberto Eco del que tanto podríamos abrevar, nos explica con claridad cómo andamos por un mundo intrascendente que  nos hace transcurrir  por las apariencias:  “soy el escritor que más libros vende, pero el menos leído”. Aunque parezca mentira esto que acabamos de leer también es cultura; es la contracultura, la que mata las iniciativas personales, la que adormece la voluntad, la que nos hace `perder de vista la libertad en beneficio de la seguridad y, lo peor de todo, la que  nos impide estar en los demás; la que nos somete  a una vida en la que prima el afán de poder de las instituciones en detrimento de todo lo que ofrece la vida en comunidad. ¿Qué significa, entonces,  ser culto? 

¿Acaso esto?  
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