miércoles, 31 de julio de 2013

UNA CONCEJAL DOWN

Por Carlos A. Trevisi

 No he leído un solo comentario desfavorable al nombramiento como concejal de una joven con síndrome de Down. El  periodismo, que encuentra pelos en la sopa de cualquier político y hasta parece disfrutar con sus denuncias, calla. ¿Será por temor a que los traten de insensibles, de que no se animan, no los autorizan o simplemente  que no saben qué decir? Vaya uno a saber. 

 El hecho es que el PP incluyó en sus listas a la joven concejala como maniobra política, que otra cosa no puede ser: ubicada en el puesto 18 de las listas  era más que improbable que  lograra llegar a serlo. Pero sucedió lo imprevisible: siguiendo lo estipulado por la ley, pasó a ocupar el cargo ante la renuncia (o destitución) del titular que lo ejercía.

Entre los muchos hijos que tuve (9) uno de ellos, el que más he querido y el que más me quiso, era Down. Murió tempranamente.  Su corta vida no nos impidió estrechar un mutuo amor que me permitió hacerlo feliz y a él darme pruebas fehacientes del suyo, al extremo de que cambió el rumbo de mi vida. Me hizo ver lo poco importante que es ser  "inteligente" si esa capacidad nos distrae de la significa ser desde los demás.

Nunca  habría autorizado a los felibusteros de la política ni a nadie  que  utilizaran a mi hijo como bandera de ninguna propuesta que terminara con su inocencia  y su entrega para con aquellos que lo amaban con verdadera devoción, como fue mi caso. 


Un político del PP salió por televisión explicando cómo Ángela había llegado al cargo gracias o simplemente "porque" así lo establece la ley. Lo sucedido es propio de la incapacidad de la gentuza para ver  la realidad más allá de la ideología pero muy cerca de sus intereses, en cuyo logro son inclementes.  


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