domingo, 19 de agosto de 2012

ESTRAGOS DE LA ESCASEZ


                                                              
GUADARRAMA EN MARCHA
Asociación cultural

Estragos de la escasez
Por Carlos A. Trevisi

He rescatado un capítulo de “Argentina ¿Hasta cuándo?” porque encierra gran simiitud con lo que comienza a suceder en España. Nada es una coincidencia y si pudiéramos abordar el libro en cuestión (de mi autoría) veríamos las semejanzas hay entre ambas crisis.

Los argentinos hemos aprendido a fugarnos de la realidad dando por satisfechos los objetivos que perseguimos a partir de la comprensión de las circunstancias que los motivan y su mera enunciación. Los logros se “refuerzan” organizando una comisión que puede denominarse de cualquier manera: de estudio, de enlace, de organización, mixta, etc. La desaprensión con que se enuncian  proyectos sin que nadie haya  contemplado los “presupuestos”  es enajenante.
Pareciera que desconocemos que la concreción de lo que alentamos está emparentada con circunstancias distintas  de aquellas que motivan su razón de ser. Se trata de otras circunstancias: las referidas a los objetos, presupuestos  cuya existencia, disponibilidad, costo y demás contribuirán determinantemente al objetivo. Existe un afán verdaderamente inaudito por ver las cosas como  se quiere que sean, antes bien que como son en realidad. Por desgracia para nosotros, la heterogeneidad del mundo que vivimos es inexorable y el entrecruzamiento de sus infinitas variables ha derivado en una red donde las cosas se causan  mutuamente. El efecto multiplicador de esta íntercausalidad puede llegar a ser devastador si el sistema no enraíza en la realidad. No holgaría preguntar si este trastorno no nos afecta a todos y porqué.

La escasez de “objetos” nos condiciona. De haber abundancia, nos moveríamos con las seguridades y las certezas a las que necesariamente convocan las cosas. Transitar por una calle sin pozos, señalizada, limpia y bien iluminada es garantía necesaria de orden en el tránsito. Se podrá afirmar, con todo, que no es suficiente, y es cierto. La suficiencia del sistema estará dada por conductores responsables y vigilancia adecuada. En otros países del mundo se “goza” de lo necesario  como para que por ese efecto multiplicador de la red de intercausalidades  al que nos referíamos, se satisfaga suficientemente el sistema.
La  importancia de los “objetos” es relevante cuanto que sirven  a distintos objetivos, y su abundancia contribuye a una proyección armónica  de todos los miembros de la sociedad que fijan nuevas metas y recrean valores  en un circuito donde se realimentan permanentemente los intereses vitales de la nación.
La escasez, que no es sino la insuficiencia de lo necesario, exacerba los conflictos entre los sectores a los que involucra provocando inestabilidad económico-social por entrecruzamientos de intereses no resueltos; despierta el egoísmo y todo lo que éste conlleva: autoritarismo, cosismo,  dogmatismo y derivados: conformismo, cobardía, convencionalismo y especulación. (11). En lo social aniquila la comunidad, en lo económico destruye el consumo y bastardea la calidad. Naturalmente, afecta también el ámbito político  y el institucional.
La “información” es uno de los “objetos” escasos en la Argentina. No es raro que así sea cuando los medios están vinculados a grupos económicos y políticos interesados en mantener el “statu quo” social.
Los argentinos vivimos víctimas de la desinformación a la que nos someten; seguimos atados a ideologías y fobias de posguerra mientras el mundo se debate contra el poder económico globalizado*; no sabemos de sus estrategias, qué es la “Trilateral” ni estamos enterados de que  los capitales que ya no tienen nación apuntan a la exacción de nuestros insumos básicos para abastecer necesidades del primer mundo. No nos informan que, gobiernen militares o civiles, el poder transnacional opera mediante delegados sectoriales: políticos, empresarios, gremialistas, periodistas, hombres de la FFAA y otros, que sirven a la articulación del capital nacional con aquél en la explotación intensiva de nuestros recursos funda-mentales. Sólo sabemos que nuestro país se consume en la escasez y a los argentinos nos abate un sentimiento de desvalorización por el estancamiento, la inflación, la destrucción sistemática del medio social, el desempleo creciente, la escasez de bienes y servicios, la violencia social, el caos y el avance del terrorismo  político, econó-mico y financiero. De hecho, sumidos en una escasez paralizante, nos replegamos sobre nosotros mismos. La irresolución de intereses individuales despierta un natural afán por priorizar necesidades particulares en detrimento del “todo”. Así los sectores más poderosos se constituyen en regidores  del bien común: los bancarios paralizan las finanzas, los ferroviarios los trenes, los militares interrumpen la continuidad de las instituciones políticas y las corporaciones económicas deciden por todos: por los bancarios, por los ferroviarios y por los militares.
La incapacidad y venalidad de las dirigencias políticas  para poner fin a esta ingerencia oligárquica redunda en la atomización de los sectores sociales y consolida el estamentalismo de las corporaciones, cuya viciosa existencia se dogmatiza en manos de ideólogos, burócratas muy bien pagados por las grandes empresas que los contratan como jueces de certámenes literarios,  les consiguen cátedras en universidades del primer mundo, financian sus publicaciones  y los lanzan al conocimiento del público a través de programas periodísticos de gran difusión, igualmente financiados por la oligarquía.

Este esquema somete al hombre a una feroz despersonalización cuyo efecto principal  es el despojo de todos sus valores de conciencia, que pasa a “depositar” en la corporación a cambio del “honor” de pertenecer al grupo y en nombre de las verdades absolutas que anidan en su dogma (12) Esta es la razón por la cual las FFAA no están integradas a la nación; como tampoco lo están la Iglesia ni las agremiaciones de trabajadores. Las instituciones se han corporizado y sus miembros despersonalizado. A las FFAA las desintegra la falta de un programa  que responda explícitamente al objetivo para el cual han sido creadas. Esta responsabilidad le cabe a la dirigencia política que no ha sabido arrebatar el poder económico  a los intereses agro exportadores  que desde la década del 30 en adelante acuden a los golpes militares  para ejercer el poder político de la Nación. Así, la oligarquía ha utilizado el inevitable dogmatismo y estamentalismo de las FFAA en empresas bastardas a las que adherían sus cúpulas y acompañaban corporativamente los cuadros subalternos. Alimentadas por ideólogos trasnochados no supieron aceptar que no están llamadas a efectuar cambios sino a acompañarlos.
La Iglesia Argentina, vieja aliada de la oligarquía, no ha leído Medellín, ni Puebla, ni los documentos del CELAM. Algunos sacerdotes –Novak, Nevares, Zaspe- han dado pruebas de su consubstanciación con la realidad debiendo padecer todo tipo de diatribas, cuando no la muerte, como en el caso de M. Angelelli. En cuanto a los seglares, ¿quiénes han leído el llamamiento final de la  Populorum Progressio(13), que reza que a ellos “…corresponde con su libre iniciativa y sin esperar pasivamente consignas y directrices , penetrar de espíritu cristiano la mentalidad y las costumbres, las leyes y las estructuras de la comunidad en la que viven”, o la Gaudium et Spes (14), cuando dice  que los laicos  … conscientes de las exigencias de la fe y vigorizados por sus energías, deben acometer sin vacilar , cuando sea necesario, nuevas iniciativas y llevarlas a buen término”.
El argentino concreto, así como ha consentido y aplaudido los golpes de estado, se ha apoltronado en una comunión preconciliar –salva tu alma- o se ha fugado en busca de azares religiosos donde convergen el fatalismo y el mito junto con la participación, que aunque irre-levante en muchos casos, alienta, sin embargo una dosis de quehacer que la estructura administrativa de la Iglesia Católica no autoriza (15). No es raro entonces, que Mons. Collino haya celebrado en Malvinas y bendecido las armas cuando la locura de Galtieri y Cia. nos llevó a la guerra, que Martínez de Hoz comulgue impunemente en la “Redonda” de Belgrano y a Mariano Grondona le llamen la atención tibiamente cuando habla de sacar los tanques a la calle para controlar saqueos de supermercados. 

NOTAS
Ver: ARGENTINA ¿HASTA CUÁNDO” para abundar. (pág.75 en adelante)
·        * En “Argentina ¿hasta cuándo?” se lee “transnacionalizado
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