domingo, 8 de julio de 2012

HAY QUE CAMBIAR

                                                                           
GUADARRAMA EN MARCHA
Asociación cultural

Hay que cambiar

GUADARRAMA EN MARCHA edita un blog: EL CULTURAL DE LA SIERRA.  (http://fundaciontrevisi.blogspot.com.es/) junto con la Fundación Emilia Mª Trevisi. En la primera incursión de El Cultural en papel que se distribuyó por Guadarrama hicimos referencia  a la cultura, a la civilización y a los “pigs”. Bien valdría la pena que ahora hiciéramos una evaluación de nuestro estado cultural, entendiendo por tal la capacidad relacional que tenemos los españoles. 
     Guadarrama no escapa a ello. Vivimos en una sociedad que es fiel reflejo, como no puede ser de otro modo, de aquélla a la que pertenecemos. 
    Una de las primeras características que se aprecian es un individualismo (¿egoísmo?) exacerbado que nos impide participar en la “res publica”, reunirnos para abordar intereses comunes. ¿Cuánta gente de la que se autodenomina “decente” participa en política, o en el AMPA de la escuela de sus hijos o en la administración de los intereses comunes de su bloque de viviendas? ¿Se ha preguntado porqué cae  la crítica más cruel sobre cualquiera  que se lance a innovar, a trabajar por la comunidad?  
    Daría la impresión que vivimos ensimismados, encerrados en nuestras propias circunstancias, limitados por el riesgo de que descubran nuestros adentros. La vida social no se desarrolla en el ámbito del hogar, sino afuera: la vivimos en la calle. No hemos descubierto que el hogar es el “adentro” del hombre; un adentro del que tiene que sentirse tan orgulloso que  tendría que compartir con sus relaciones; tan seguro como para  abrir sus puertas ofreciéndose a los demás en un gesto hospitalario que salga al encuentro del otro.Así Podríamos conocernos, compartir. Sin embargo, el bar es nuestro punto de encuentro. Festejamos los bautismos en el bar y las comuniones son fiestas ex-portas. La trascendencia de lo relacional muere en la indiferencia de un contacto sin compromiso. ¿Quién no ha escuchado en una junta de vecinos los disparates más groseros? ¿Y en un AMPA? ¿Y en el ambulatorio? ¿Nunca ha escuchado “para eso pago”? Es una actitud carente del reconocimiento que se merecen los demás, de las circunstancias que otros crean para disfrute de todos.
Afortunadamente nuestros jóvenes no son así. Es de decirse que esta historia de “pigs”, civilización y cultura les importa poco. Van descubriendo lugares que les dan la oportunidad de ser ellos mismos, allí dónde hacen falta -ya sea en África o en EE.UU-. Y allá se van.

La pregunta que corresponde nos hagamos es ¿Por qué se van?

Una vez más la política educativa choca con la realidad ¿O son los políticos? ¿O sus compromisos ideológicos decimonónicos? ¿O su ignorancia?. Vaya uno a saber. Un ministro no ostenta su cargo para ratificar lo que todos sabemos: está allí para HACER LO QUE TODOS NECESITAMOS. En "Allá vamos, chicos" hago referencia a este problema y llego a conclusiones muy severas. 
La educación española está viciada por el prejuicio. La crisis nos enfrenta a una realidad que no nos puede ser indiferente: el personal docente no sirve -salvo aquellas excepciones reconocidas "hasta" por los alumnos (disculpen jóvenes); la currícula tampoco va con los tiempos; pedagógicamente le escuela española está atrasada; didácticamente carece de recursos -mandan las editoriales- y los alumnos que más destacan lo hacen gracias a su propio Baggies y a circunstancias familiares. 
El mundo marcha hacia un encuentro que la mayoría no podemos vislumbrar aún, pero no me cabe ninguna duda que no se dará en los centros educativos cuyo personal docente en porcentajes alarmantes está en tratamiento sicológico por agotamiento nervioso. Ha quedado demostrado que la familia es ajena a la escuela y los hechos la sitúan en un espacio donde ésta no cabe. ¿Cómo vamos a "mezclar" en nombre de una puesta en común social a un chico con intereses no afines con el estudio ni con el recogimiento que exige el manejo de la información con otro cuyos intereses se apartan del estudio?
Si la escuela apuntara a lo actitudinal no habría ningún problema: todos podrían participar desde un espacio común. Pero, ¿cómo vamos a lograrlo si seguimos "enseñando" cuánto mide El Tajo o una historia vertical en la que todo pareciera suceder sólo de abajo arriba perdiendo de vista la intercausalidad de acontecimientos que suceden en paralelo en otros lugares? ¿Será posible que  ni siquiera se intente un cambio y que los chicos sigan siendo las víctimas propiciatorias del caos en que vive nuestra educación? Parece que sí.
En pocas palabras queda respondido el "pòrqué" al que aludimos más arriba.
Claro que no podemos echar la culpa únicamente a la escuela, acaso la menos responsable del desaguisado. La familia, abocada a un mundo en el que la diversión y el éxito social parecían sus objetivos excluyentes ha hecho abandono de los hijos. Y a la calle (la P...calle) no le ha hecho falta ningún esfuerzo por deglutirlos.
Entonces a parecen los políticos que no tienen la menor idea de lo que significa educar, lanzan las reformas educativas que hace años venimos sufriendo: más años de bachillerato, menos años de ESO, acceso a formación profesional con un tercer curso de la enseñanza media, bilingüismo  español-inglés con profesores que solo saben el presente continuo pero de hablar na de na!. Todo esto y mucho más para que no cambie nada.

 [Abundar en  EducaciónInforme PISA y la educación que debemos darnos  /   La cultura de los padres y el éxito en la escuela  (El estatus socioeconómico y cultural español, entre los peores de la OCDE) /  La educación española retrocede] 


¿Para qué la educación? 

Dijimos que nos educamos para satisfacer la plenitud de las potencias que nos caracterizan como seres humanos; transformadas éstas en actitudes gracias al proceso educativo, nos asumimos personas con visión de nosotros mismos y del entorno como para insertarnos en él según nuestras propias capacidades.
Si la educación verdadera es praxis, reflexión y acción del hombre sobre el mundo para transformarlo (Paulo Freire), nos cabe adentrarnos en el conocimiento y manejo del instrumental del que hay que valerse para las circunstancias educativas del  "hic et nunc"; llegar  a lo más profundo del encuentro para  obtener resultados compartibles y  ser capaces de poner en acto nuestros conocimientos, valores y actitudes.
Ortega y Gasset  decía que toda obra creadora es hija del descontento, de la insatisfacción. El conformismo paraliza las energías vueltas hacia la acción.
La educación es auténticamente humanista en la medida en que procure la integración del individuo a su realidad, en que le pierda miedo a la libertad, en que pueda favorecer en el educando un proceso de búsqueda, de independencia y, a la vez, de solidaridad (Paulo Freire).
Una educación integradora logrará que el educando sea amplio para abarcar y tan abierto como para dejarse abarcar,combinación ésta que lo pondrá en común con los demás. Deberá asumir que su libertad, que es uno de los bienes más preciados de que dispone, no es negociable, que es sumamente frágil y que se consigue con un ejercicio permanente de su independencia. Finalmente entenderá que ser solidario es algo más que dar: Es darse.
¿Prepara la escuela para el ejercicio de la libertad, para el desarrollo de la capacidad de optar?
 La gran pregunta es otra, sin embargo: ¿qué hacemos desde la familia en pos de tales logros?


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